19 de agosto de 2013

TEATRO | "Cachafaz" dirigida por Tatiana Santana | Auténtico "teatro nacional"




Por Eugenia Guevara

Llevar a escena el maravilloso, delirante, violento y lúcido mundo de Copi no es una tarea fácil, como lo atestiguan las contadas ocasiones en que sus obras han integrado la variada y nutrida cartelera porteña. De alguna manera, el teatro argentino, aún no estaba listo para Copi y su teatro que, al igual que su literatura y su historieta, son vanguardia.  

La versión de Tatiana Santana de Cachafaz - pieza que Copi escribió en 1987, mismo año de su muerte logra captar la esencia copiesca, y la lleva al extremo transformando este fantástico engendro que conjuga gauchesca, sainete, tragedia, absurdo y milonga, en un musical, como los de Broadway. Apoyándose en los expresivos y dóciles cuerpos de los actores, en primer lugar, los principales, la pareja formada por Cachafaz y "Raulito", y luego, en esos otros cuerpos que aparecen por todas partes y copan la escena, así como la vida de esta pareja de guapos en el conventillo de Montevideo, los vecinos y las vecinas, testigos y cómplices, cantores y bailarines, coros y músicos, crea un mundo vital y apabullante que en su despliegue excita y perturba. 

Un policía irrumpe en la vida de Cachafaz y "Raulito", y encuentra la muerte, al igual que los policías que lo seguirán. Uno a uno irán cayendo hasta ese agujero donde los protagonistas se solazan en el amor y la pasión ante la envidia del barrio, para convertirse en fiambre, literalmente. La pareja los carneará y con ellos, alimentará a todos, y así liderará una revolución devoradora del poder policial. 

El texto no tiene desperdicio, cada verso es de una lucidez arrasadora y es, además, extremadamente cómico. La parodia reina. Al mismo tiempo, el público se sorprende y ríe nervioso, salta en su asiento, ante la profusión de palabras como "puto", "puta", "tetas", "pija" y "culo", y también frente a todas aquellas que juegan con el doble sentido y la metáfora. Como sugirió Alan Pauls, en un artículo en Página 12 en 2001 sobre la versión de Cachafaz que entonces dirigía Miguel Pittier, un ejemplo excelso de la lucidez y lo vanguardista en Copi es esa alusión a El Matadero en 1987"es la gloria del matrero / ser adorado de un puto". Pauls se pregunta si lo de Copi es mera parodia o está leyendo y diciendo "demasiado bien" el clásico, como no pudo decirlo Esteban Echeverría. La respuesta hoy es obvia. 

El día que cubrimos Cachafaz, llevamos a verla a una investigadora de teatro francesa, especialista en teatro argentino,  que había venido por el Congreso Internacional del GETEA. Riendo, saltando en su butaca, entusiasmándose ante cada verso, cada compás, y cada movimiento de todos esos cuerpos en escena, bajo la dirección de Santana, exclamó al terminar esta maravillosa pieza de amor, sangre y violencia, henchida de felicidad: "esto sí es auténtico teatro nacional". 

Lo nacional no es fácil de definir. Menos sería posible ponerse de acuerdo hoy o, a lo largo de la historia del teatro argentino, sobre qué es- o ha sido- el "teatro nacional". Lo que sí queda claro con esta puesta - como también, a juzgar por los elogiosos comentarios que han circulado de La sombra de Wenceslao que se presenta en el Teatro Cervantes con dirección de Villanueva Cosse - es que finalmente el teatro argentino (desde sus hacedores hasta su público)  está listo para Copi. 

"Cachafaz" de Copi. Dirección: Tatiana Santana. Con Emilio Bardi, Claudio Pazos. Músicos: Joel Maiante, Pablo Martínez, Eugenio Nicolás Sanchez. Coros: Rosario Albornoz, Andres Granier, Catalina Lescano, Marcelo Lirio, Natalia Olabe, Pilar Rodriguez Rey. Vestuario: Ana Nieves Ventura. Escenografía: Rocio Matosas Etchebarne. Música original: Rony Keselman. Entrenamiento vocal: Claudio Garófalo. Asistencia de escenario: Leandro Moro. Asistencia de dirección: Giselle Refrancore. Producción ejecutiva: Pili Ortiz. Coreografía: Mecha Fernández. Miércoles, 20.30 horas. Teatro del Pueblo, Av. Roque Sáenz Peña 943. Entrada: $80, $50.

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