14 de marzo de 2014

TEATRO | "Iván y los perros" dirigida por Stolkiner y García Mendy | Poéticas de la alienación


Por Luciana Estévez 

Moscú. Década del ‘90. Todo el dinero se había ido y no había con qué comprar comida. Así que Madres y Padres trataron de encontrar cosas que pudieran sacarse de encima, cosas que comían, cosas que bebían o cosas que necesitaban calor. Primero fueron los perros. Así comienza Iván y los perros, un texto dramático de Hattie Naylor originalmente pensado para radio, traducido al español por Alejandro Tantanian y llevado a escena bajo la dirección de Mariano Stolkiner y Gustavo García Mendy.

Una obra basada en la historia real de un niño moscovita de cuatro años a la deriva de una ciudad arrasada por el capitalismo salvaje y vertiginoso de los inicios de la Federación Rusa. Desamparo material y afectivo en el que vemos a un actor en la soledad de un espacio que empieza a poblarse de relato, sonido e imagen mediante la actuación, el dispositivo técnico y la ejecución musical. La tecnología construye una espacialidad simbólica que resignifica el vacío a partir de efectos de animación visual y espacialización sonora. Virtualidad ambiental que atraviesa al actor poetizando el conflicto entre el sistema capitalista y la vida del hombre en sociedad, donde un entorno generado por sus propias manos se le vuelve hostil, inasible e ingobernable. Este entorno visibiliza la tremenda recesión económica posterior a la disolución de la URSS y opera en el relato como puede entenderse el concepto marxista del fetichismo de las mercancías: exaltación materialista que ubica a los seres humanos en una posición pasiva respecto de la vida individual, social e histórica, haciendo que la vida productiva y las relaciones definidas entre los hombres asuman la apariencia de una relación existente entre cosas.

Haciendo contenido de la forma y forma del contenido, la obra elige el dispositivo técnico para hablarnos del conflicto que existe en la relación entre hombres, entre cosas, y entre hombres y cosas, donde un tercer elemento se abre paso: los perros. Stolkiner y García Mendy trascienden la asociación de la tecnología con la electrónica, Internet y el chirimbolo sensacionalista desplegando su sentido más estricto y amplio al poner en juego no solo sus efectos sino también su tenor conceptual. Las enciclopédicas definiciones de la tecnología como reunión de conocimientos técnicos organizados de manera científica, de carácter utilitario y subordinado, que permite y facilita la relación del hombre con la naturaleza cobran en Iván y los perros una gran contundencia poética. Se utiliza el mecanismo técnico, evidentemente artificial, para representar aquello que en la vida del hombre en sociedad se presenta como “natural” (las condiciones del mercado y sus consecuencias como un hecho dado y no construido) permitiendo así des-velar la naturaleza sensible y gregaria de la supervivencia humana a través de la relación vital de Iván con los perros.

Tanto por el tema como por los procedimientos, la obra piensa a partir de la operación en vivo del sonido, la música y la imagen por parte de ambos directores, quienes participan de la escenificación desde su ubicación espacial y su caracterización, manipulando el dispositivo técnico que encierra al actor-hombre-niño. En la brillante interpretación de Emiliano Dionisi convergen todos los lenguajes de la obra haciendo de su relato una profunda y conmovedora reflexión sobre la naturaleza humana, sus necesidades instintivas y el extrañamiento de las condiciones alienantes de socialización que establece el hombre para su propia existencia.

"Iván y los perros" de Hattie Naylor. Traducción: Alejandro Tantanian. Dirección, música y  operación de sonido en vivo: Gustavo García Mendy y Mariano Stolkiner. Con Emiliano Dionisi. Voces pregrabadas en ruso: Alekseyev Vyacheslav, Denis Ilchik, Katerina Pantiukhina, Valeria Maltseva. Diseño de espacio: Mariano Stolkiner. Diseño sonoro y música original: Gustavo García Mendy. Diseño lumínico: Julio López. Diseño de vestuario: Merlina Molina Castaño. Diseño de ilustraciones: María Chevalier. Diseño y Animación en video: Julián Rur. Fotografía: Guido Piotrkowski. Gestión de derechos de autor: Marion Weiss. Asistente de dirección: Merlina Molina Castaño y Rodrigo Mujico. Producción general: El Balcón de Meursault.  Sábados, 21 horas. El Extranjero, Valentín Gómez 3378. Entrada: $70, $90. 

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